El concierto de flauta en Sanssouci: un regio estudio de la luz
Adolph Menzel (1852)
“El Concierto para flauta de Federico el Grande en Sanssouci” (originalmente en alemán: Flötenkonzert Friedrichs des Großen in Sanssouci) es una obra maestra del pintor alemán Adolph Menzel (1815-1905). Pintado entre 1850 y 1852, este óleo sobre lienzo no es solo una de las imágenes más icónicas del culto a Federico II de Prusia, sino también un experimento técnico fundamental en la historia del arte alemán, particularmente por su audaz manejo de la luz artificial.
Este óleo sobre lienzo representa un momento íntimo en la corte de Federico II de Prusia, donde el monarca, amante de la música, interpreta una pieza con su flauta frente a un reducido círculo de músicos, familiares e intelectuales. Veamos quiénes son uno por uno.
Los personajes del concierto de flauta
Las figuras están dispuestas con un riguroso sentido de la profundidad: en primer término, algunos oyentes de pie o sentados, luego el círculo de músicos y, al fondo, la arquitectura rococó del salón que encuadra la escena. Esta organización jerárquica y perspectívica refuerza la idea de un pequeño mundo cortesano estructurado en torno a la presencia musical del monarca.
Johann Joachim Quantz: famoso flautista y compositor, Quantz fue el maestro de flauta de Federico II y una de las figuras clave en el desarrollo de la música de cámara en la corte prusiana. En su relación con el rey, destacó como un mentor y colaborador artístico cercano, componiendo numerosas piezas para flauta que Federico ejecutaba personalmente.
Franz Benda: reconocido violinista y compositor de origen bohemio, Benda formó parte de la orquesta de la corte de Federico II. Su maestría interpretativa y talento compositivo contribuyeron significativamente al florecimiento de la música en la corte, estableciendo un repertorio rico y diverso.
Carl Philipp Emanuel Bach: hijo del célebre Johann Sebastian Bach, Carl Philipp Emanuel sirvió como clavecinista en la corte prusiana. Fue uno de los principales exponentes del estilo galante, y su música no solo enriqueció la vida cultural de la corte, sino que también influyó en el gusto musical del propio Federico. Estuvo al servicio del rey durante 28 años. Sin embargo, la imagen muestra que no tiene en gran estima las dotes musicales de su patrón. Aunque vuelve la cara hacia el flautista y parece esperar su entrada, una mirada más atenta revela que sus párpados están medio cerrados y su expresión facial es petulante y casi desdeñosa.
Gustav Adolf von Gotter: diplomático de gran renombre, von Gotter desempeñó un papel importante en las relaciones internacionales de Prusia. Como miembro cercano al círculo de Federico, aportó una perspectiva estratégica y política a las reuniones de la corte.
Jakob Friedrich von Bielfeld: escritor y estadista alemán, von Bielfeld era un habitual de los círculos intelectuales promovidos por Federico. Su obra y su habilidad como orador lo convirtieron en un participante activo en las discusiones literarias y filosóficas de la corte.
Pierre Louis Maupertuis: matemático y filósofo francés, Maupertuis fue un destacado miembro de la Academia de Ciencias de Berlín, fundada por Federico. Sus ideas innovadoras y su correspondencia intelectual con el rey reflejan la inclinación de Federico hacia las ciencias y el pensamiento racional.
Wilhelmine von Bayreuth: hermana mayor de Federico, Wilhelmine compartía con él una afinidad por las artes y la cultura. Como compositora, escritora y mecenas, desempeñó un papel importante en el intercambio cultural entre Bayreuth y Berlín.
Amalie von Preussen: otra de las hermanas del rey, Amalie también destacó como compositora. Su relación con Federico estuvo marcada por un interés mutuo en la música, y participaba activamente en las veladas artísticas de la corte.
Carl Heinrich Graun: compositor y director de orquesta de la corte, Graun fue uno de los favoritos de Federico y el responsable de muchas de las óperas interpretadas en la corte. Su habilidad para capturar las sensibilidades musicales de la época fortaleció el legado musical prusiano.
La condesa Camas: una figura respetada en la corte prusiana, la condesa Camas era una confidente cercana de Federico. Su experiencia y sabiduría la convirtieron en una figura materna para el círculo más íntimo del rey.
Egmont von Chasot: amigo personal de Federico, von Chasot compartía con él una pasión por la música y las artes. Su cercanía al rey y su participación en las actividades culturales lo convirtieron en un miembro destacado del entorno prusiano.
En el centro aparece la figura idealizada de Federico II de Prusia: el primer músico amateur del reino. La figura del rey se destaca no solo por su posición central y su iluminación, sino también por el tratamiento compositivo que lo separa ópticamente del resto de los intérpretes mediante el atril alto y el espacio vacío a su alrededor.
Un magistral estudio de la luz
Pero si por algo destaca esta obra maestra del realismo, además de su impecable narrativa histórica, es por su audaz estudio de la luz artificial. Menzel utiliza la iluminación para acentuar la atmósfera de refinamiento y concentración que caracterizaba estos eventos.
Menzel declaró en varias ocasiones que pintó el cuadro “por el candelabro”, indicando que su interés principal no era el retrato, sino la representación de la situación lumínica.
Efecto: múltiples fuentes de luz (velas y candelabros) bañan la sala, creando reflejos dorados y vibrantes sobre las superficies pulidas (maderas, espejos, sedas, dorados del mobiliario).
Colorido: la paleta está dominada por una gama cálida de ocres, dorados y blancos cremosos, que reproducen fielmente la tonalidad envolvente de la luz de vela, contrastada con toques oscuros que acentúan el volumen y la riqueza ornamental.
En esta obra, la luz no solo ilumina, sino que organiza la composición. El foco central de luz emana del candelabro que cuelga sobre el rey y sus músicos, bañándolos con un resplandor cálido y dorado. Este haz de luz funciona como un símbolo visual del protagonismo de Federico, no solo como monarca, sino como artista. El contraste entre las luces y las sombras guía al espectador hacia el centro de la escena, donde el rey se convierte en el punto focal tanto figurativa como lumínicamente.
Menzel demuestra un profundo entendimiento de cómo la luz interactúa con diferentes texturas y materiales. El reflejo del candelabro sobre el suelo pulido de madera genera un brillo que añade profundidad a la sala. De manera similar, el juego de luces en las prendas de los personajes revela la riqueza de los tejidos: los bordados brillan, las sedas reflejan la luz de manera sutil, y las sombras en los pliegues añaden volumen a las figuras. Este tratamiento minucioso realza la elegancia del entorno y refuerza la sensación de realismo.

El cuadro también emplea la penumbra para generar contraste y equilibrio. Aunque el centro de la escena está inundado de luz, las esquinas y las áreas periféricas están en relativa oscuridad. Este uso del claroscuro no solo proporciona un marco visual, sino que también sugiere la intimidad de un momento privado, donde los espectadores externos parecen estar mirando desde las sombras hacia el centro iluminado. Las figuras en la penumbra, aunque menos detalladas, contribuyen a la narrativa al dar profundidad al espacio pictórico.
La luz también desempeña un papel simbólico. El brillo cálido que rodea a Federico II y a sus músicos podría interpretarse como un reflejo de la Ilustración, un movimiento intelectual que el monarca apoyó fervientemente. En este sentido, la luz representa la razón, la creatividad y el arte como fuerzas centrales de la vida de la corte.
Además, Menzel utiliza la luz para capturar las emociones del momento. Los rostros iluminados de los músicos y oyentes muestran una concentración reverente, mientras que los suaves reflejos en los instrumentos musicales refuerzan la atmósfera de armonía. El efecto general es de una serenidad casi etérea, que transporta al espectador al corazón del evento.
En conclusión, “Concierto de flauta en Sanssouci” es mucho más que una representación histórica. Es un ejercicio magistral en el uso de la luz como elemento técnico y simbólico. A través de su meticuloso tratamiento, Menzel transforma un momento de la historia en un espacio vivo y palpitante, donde la luz no solo revela, sino que también nos cuenta una historia.
Y recuerda que en la web tienes más de 100 historias sobre arte e historia que te encantarán:



















He disfrutado mucho el texto, ahora quiero averiguar dónde está ese cuadro para ponerlo en lo mapa de viajes. ;)