La escena parece estar representada desde una posición elevada, como una escalera, un balcón: en ella, una tropa de victoriosos campesinos baja por la calle del pueblo con gran jolgorio y algarabía para deleite de sus habitantes. Y no es para menos: contra todo pronóstico, han obtenido una gran victoria contra los franceses.
Más que una representación histórica, el cuadro es un género en sí mismo. Su composición la dominan claramente los vencedores y los aldeanos que les dan la bienvenida.
Al fondo están los desafortunados soldados franceses que han caído prisioneros en la escaramuza. El espectador no los reconoce a primera vista, en parte debido a su falta de gestos y expresiones faciales.
El cuadro es del pintor austríaco Franz Defregger (1835-1921) que ya pintó su primera obra de éxito sobre las luchas por la libertad del Tirol cuando aún trabajaba como aprendiz en el estudio de su maestro, Karl von Piloty. Tal vez los hechos de la guerra franco-prusiana inspirasen las dos obras principales que el artista dedicó a este tema: Das letzte Aufgebot o El último llamamiento (la imagen de la derecha en la galería que hay al final del texto) de 1874 (Galería del Belvedere en Viena) y la composición que nos ocupa, Heimkehrender Tiroler Landsturm o El regreso de la milicia tirolesa, pintada en 1876. La primera obra se mostró por primera vez en la exposición de la Academia de Berlín de 1874, mientras que la segunda fue encargada por la Galería Nacional de Berlín como una especie de contrapartida.
Seguramente Defregger encontró inspiración para su composición en la literatura, para más señas en la obra de Joseph Rapp o Johann Georg Mayr "Der Mann von Rinn" (Innsbruck 1851):
"[...] y vio a las compañías de milicianos de Unterinnthal recién llegadas que se acercaban por la carretera, vitoreando y chasqueando; detrás de los músicos (un tamborilero y un flautista) ondeaba una gran bandera con los colores nacionales tiroleses y el águila roquera del Tirol".
Contexto histórico
Tras perder la guerra de la Tercera Coalición, a finales de 1805, Austria tuvo que ceder el Tirol a Baviera, aliada de Napoleón. La nueva administración, la recaudación de impuestos más elevados y el reclutamiento forzoso provocaron el estallido de una guerra de guerrillas con la que los tiroleses se apuntaron varios tantos contra las tropas francesas y bávaras en 1809, como podría ser el que recoge este cuadro.
Sin embargo, sin el apoyo que esperaban por parte de Austria, el movimiento de resistencia terminó trágicamente a finales de año con la ejecución de su líder, Andreas Hofer, por orden del emperador francés. Pese a todo, la lucha de los tiroleses por la libertad marcó el camino para el movimiento de liberación europeo de 1813/14 contra las tropas napoleónicas.
Otras obras de Franz Defregger: